Puedes contar hasta tres
hasta el veinte o hasta cien
remendar mi alma y mi latir
mirar mi cama desmembrada
recién al despertar por la mañana
y después sutilmente partir.
Puedes lavar mi pie en tu pecho
al encontrarme a solas deshecho
beberte el néctar de mi sangre
haciendo mi vida de jirones un verso
dedicado al nácar de los huesos
que a media noche sin quererlo laten.
Puedes ser el mar con su oleaje
el orgasmo más nítido y más salvaje
pasear de mi mano por la senda
en la que mi mano a ratos se enamora
de una distinta y apetecible mora
a sabiendas del mundo y su treta.
Puedes ser quien yo necesito que creas
que embriagado sea a quien merezcas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario