Ha llegado un nuevo gato al vecindario
un siamés de mediana estatura
hijo de puta como lo han sido pocos
libre y cazador excelso de grises ratas
que ocupan casi la mitad de su tamaño.
Hoy le he llamado tiernamente
y después de mirarme ha huido
grisáceo y negro, brutal y embellecido
maullando a favor de la muerte.
Dios ha sabido ser un tipo sabio
cuando decidió crear a los gatos.
Mañana mismo le dejaré una lata de atún
como mísera tarjeta de presentación
y un poema sobre el certero cielo azul.
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