Sí, es cierto que a tus treinta y cinco
resultas ser una mujer demasiado guapa
que tus caderas son firmes y perfectas
y que tus pechos me invitan al alba.
Es cierto que he soñado con tu abrazo
con tus piernas rodeando mi cintura
con tu boca besando mi franca poesía
y con tu pelo descansando en mi locura.
Es cierto que puedes ser mi perdición
o en el mejor de los casos mi gloria
pero pretendo ya mismo vivir sin nación
y sujeto al latido de mi triste escoria.
Eres muy bella aún y lo sabe mi falo
tan necesitado de acción y sólo
a estas horas apetece un feroz trago.
No hay comentarios:
Publicar un comentario