Han pasado ya tres días
desde que estoy puntual
en el autobús de las seis treinta
y tan sólo me acompaña la sal.
Estoy bebiendo ron blanco
he escrito algunos poemas necios
le escribí a la memoria de mi abuela
y aún no me etiqueto con precio.
Pero han pasado ya tres días
y entonces necesito la belleza
entre miradas y malvas cofradías
para hacerle frente a la mala certeza.
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