diciembre 28, 2014

Poco puedo yo hacer

La brújula es más certera
cuando apunta de lleno al norte
y no al oriente, por el que la luz
me nace apagada y encalada
de paredes con un tiro en la frente.

Hoy, inmerso en la tersura de la noche
que me repite al oído malvas letanías
de soledades y atávicas ausencias,
vuelvo la vista al cielo para mirar el pétalo
de la rosa nacida en el excelso blanco
de un páramo donde la luna, pretende
su belleza en la letra y su querencia.

Poco puedo yo hacer, mientras tan sólo miro
sin aprender siquiera el aroma de la flor
maestra de la destilación en nácar del ser,
y sin embargo, enciendo mis ambarinas velas
sin importar el vendaval o el aliento mismo
del diablo que atiza prematuramente la sombra
y el esbozo trágico de mi verso y secuelas.

Estoy aquí, recolectando mis vicios y mis años
en este pozo desierto que te brinda leal y febril
este pecho ahogado entre el abrazo jamás dado.

                                                       A Montserrat Martinez.

1 comentario:

Ío dijo...


Gracias, Gabriel, por tus versos siempre hermosos, por este poema que siendo tuyo lo tomo de ti y es casi mío al leerlo y retenerlo tan cerca que es como si no hubiera ni aire ni espacio ni tiempo.
Gracias, mi querido poeta, te agradezco siempre.
Para ti, si te gustan, te escribí ....



He venido desde donde no estoy
con la noche, con la luna en creciente
y las manos llenas de pétalos,
de arena y algas de los mares
en que las sombras se olvidaban
entre la espuma y la humedad
de nuestros dedos-olas.

En pos de la corriente submarina
el agua se vuelve piedra y estalla
en mil cristales como agujas,
la ausencia me sumerge y te descubro
al final de la playa, muy cerca de los sueños
de las caracolas que te protegen
de la inclemencia de la lluvia
y su aliento de frío.

Me siento a tu lado, es azul
el horizonte, y es naranja
el viento como una caricia
y revuelvo tu pelo, soy el aire
que te recrea en lo profundo,
allí donde la luz nace y palpita
con un suave aleteo de gorriones.

Estoy aquí en la herida,
un racimo de cicatrices
se esconde y se me agolpa
en la voz que te abraza con los labios
de mis versos hundidos
en la dulzura de tu nombre.

.

Sabes que te quiero, un abrazo, Gabriel, un beso.

m.