noviembre 12, 2013

Manifiesto

En la normalidad del resquicio
en que las sombras buscan asilo,
mis grietas crujen ante las brasas
de una esperanza tenue que oscila
entre los labios, bajo la lengua y la voz
de mis manos en la que el todo arrasa
a pesar del nácar de la luna y de su hoz.

Manifiesto mi cantar en la carencia
que asemeja tanta mano en los bolsillos,
en las aves que del sur nunca volvieron,
en la muerte que me acerca un cigarrillo,
en la querencia conjugada entre el ser
y el candor de la carne que me vence
a media luz, a la espera del levante.

En la nocturnidad que llevo a cuestas
sobrevienen sueños en ámbar y mortecinos,
hordas de reptiles hambrientos, señales
de vida monitoreadas en este pecho cansino,
vicios anclados a quimeras que lucen radiantes,
amaneceres desnudos, profundas soledades
cuando profeso el desayuno, fieras verdades
a la luz de tus ojos, de tu boca certera y quemante.

Y así,
mi vida,
en tu pecho
cual tunante.

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