noviembre 18, 2013

Junta de resultados


I

Todo esto me ha resultado
terriblemente cansado,
tan incivil como la hoguera
y sin embargo, aquí mis manos
escriben sobre la tenue estela
en la que mi pecho he recargado.

Bebo cada noche desde hace meses,
lo mismo que escribo para monitorear
el alma que presumo que tuve,
he fumado millares de cigarrillos
encendidos por mis panes y mis peces
que perdieron el rumbo del levante.

Es demasiado fácil tirarse al vaivén
de los vicios cuando nadie espera
tras la puerta para prodigar cobijo,
es demasiado fácil también
despertar besando la imagen
de la muerte a sabiendas de ser su hijo.

II

Ahora que nada tengo,
que rebusco un beso en la alacena,
ahora  que el pecho
me lo han comido los ratones,
ahora que nada vale la plusvalía.
y que la tinta negra me cercena,
ahora que te firmo mi locura,
ahora que describo mis heridas,
ahora en que mi nada son cenizas
en la cama de un hotel de putas,
ahora que te brindo el último acto,
que me froto el corazón con tiza,
ahora que te digo un madame, au revoir,
ahora que de una vez por todas me marcho,
ahora que con un beso en la frente no me retracto.

III

Ella suele reír cuando llora
o llorar cuando ríe,
aún no lo sé de cierto
si he atinado a la primera
o a la segunda;
y sus ojos son dos lunas
en los que pasa el tiempo
apedreando blancas palomas
y amedrentando con el brillo de sus labios
al demonio multiplicado por cientos.

En su locura, abraza la noche
y es un gato quién a la distancia la sigue
huyendo del mismo demonio
a la espera de que los persigne.

Ella tiene secuestrado al sol en los brazos
y una calma soplando miles de caracolas
en esta playa en las que reina el alegato,
tiene el margen perfecto para estas manos
que sueñan con rondar el para siempre
de sus olas, la voz cristalina y los sueños
fúricos por tanta pausa y tan poco arrebato.

Ella respira entre apologías y alboradas
cenicientas y suspira aún ante la otoñal
caricia de estas manos de su ser sedientas.

Y en su cordura, me brinda la grandeza
que perdí buscando la gloria de los días
talando el corazón de salvajes malezas,
una mirada, un amor en espesa cofradía,
una razón para seguir siendo el idiota
de siempre con la voz más que rota
escalando en peripecia, para hallar su vientre.

IV

Muy probablemente y hasta el culo de borracho
doy cátedra de la estupidez malva y humana,
de aquella imagen en la que aún era un muchacho
que nunca ocultó sus pasiones prohibidas y arcanas.

Ojalá mis sabios hubieran hecho un manual
para hacerte el amor entre tanto y sombrío funeral.

V

Si te dijera lo que por tanto tiempo
he callado, se acabaría la magia,
el encanto se volvería un remedo
del infierno donde he buscado
a ojos ciegos, el cielo y una blanca
luna que acompañe la estrella
que deshizo sus puntas en mis bolsillos.

Nada sabe de mí la noche, a caso
un poco, de lo que tartamudea mi verso
pretendiendo el fuego y el derroche,
que me vivo la vida a lo loco
y que en la nada encontré un lienzo terso
parecido a la piel que abraza tus tobillos.

Esta noche la única franqueza concebida
radica en la necesidad de un franco te quiero.

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