noviembre 30, 2013

3+2

I

Un tanto, sí, me preocupa el mar
o la sal, no lo sé; 
el punto, quizás, 
inmerso en esta solitaria espera
es que mis manos se sienten
imantadas por tu cadera.

II

Bastante conveniente resulta no confesar
los esqueletos que cuelgan del armario,
las quimeras que nos lanzan besos al espejo,
ni compartir al dormir el propio sudario.

Bastante conveniente resulta erradicar
en noches como esta, la luna y la mar.

III

Ante este frío en el que tiritan mis huesos
me planto frente a una hoguera que depende
del recuerdo de tu boca en mi boca, 
de mi abrazo a tu cintura mientras una canción
palpita una verdad en la que nos inmiscuimos
cada quien atado al cuello por su propia roca.

Y todo es tan lindo, que escucho la misma canción...

IV

Como cualquier animal,
como un toro de lidia estocado
en las costillas a mitad del ruedo,
como un faro de arrabal,
como un pavo real condenado
dos días antes de navidad,
algunas veces muero de miedo.

Sin embargo he de disculparme
por los años y los días,
por este silencioso y franco desarme
de la pasión y la ambrosía;
por hallarme algunas veces febril
cuando ya nada me recuerda a ti.

V

La mayoría de las veces desespero
en cofradía de un trago que precisa
agua mineral vertida de tus labios;
cuestiones como esa nunca han sabido
explicar aquellos que tomé por sabios.

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