noviembre 23, 2013

Conclusiones ante la Musa

I

Vaya que es amiga la muerte
pues siempre me acompaña,
me enciende un cigarro, bebe conmigo
y me desea después,
la mejor de las suertes.

II

La universalidad de las teorías del hombre
radica en la fatalidad de una creciente orbe
en la que la carencia y la necesidad
predisponen el oleaje cristalino del mar;
pero habremos de morir todos
para confirmar ya sin sufridas convulsiones
que en el fondo resulta tibio el lodo.

III

Nunca habrá siquiera un dejo de fidelidad,
los hombres somos hombres y las mujeres
serán, y en la penumbra de los ojos que no ven
y el corazón que no siente,
nos entregamos al mar.

IV

Como un arcoiris que deja una estela
de aroma a chocolate, como un abrazo
moribundo entre la cofradía de la oficina,
como un burdo trazo de este gato que escribe
cuando le place estar embriagado, entre la espina
en la que nace una gata, como el deseo que vive
ceñido a tu cintura en la que soy un tenue declive.

V

Hoy tengo ganas de dormir,
de emanciparme un rato del alma
que lleva a mi noche a pensar en ti,
de regresar gustoso a la calma.

Pero te quiero corazón, como quiero
ser el bálsamo que sane con un beso tus pies,
como te quiere el terrible aguacero
para secarte con caricias de sol después.

2 comentarios:

Ío dijo...


Te dejas la piel y el hueso mientras escribes, te dejas todo tú y te conviertes, eres poema, poesía.
Comentar me es muy difícil, creo que por este motivo.

Gracias, Gabriel, por tanta belleza sentida, también por el dolor, no menos hermoso.
Un beso

m.

Gato Pardowski dijo...

M:

Me dejo, es verdad, por que no tengo más moneda que requiera mi tipo de cambio. Y no soy más que lo mismo, un cínico, un tipo que juega su futuro a los volados contra el "Sabinismo".

Pero no deber hacer mucho caso de mí, tu que llevas en el pecho una belleza sujeta por nacarados colibríes...

Te dejo un abrazo!