Los perros de la callen van jadeando
sonríen mientras muestran la lengua
mueven sin remedio la cola
y después se tiran al piso de panza.
De alguna extraña manera
han hallado la inmortalidad
a base de frío y hambre y carencia
y de una mano protectora
que les brinde agua y un poco de pan.
Los perros sonríen ciertamente
y se cagan de la risa de la muerte.
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