mayo 02, 2016

El corazón puesto a tu lado

Inevitablemente
soy un cabrón
y sin embargo
no soy un cabrón cualquiera
soy incluso peor
-tú misma me lo has dicho-
por que soy la franqueza
que se escribe en malos versos
y soy aquel que te toma de la mano
cuando se desnuda de vanas virtudes
y te mezcla entre sus vicios.

Tengo un trago servido
en la mesa de la cocina
mirándome a los ojos
y tengo aquel que creí un don
acerca de la propia intuición
naufragando en números rojos.

Tengo un cigarrillo en mi boca
el encendedor en mi mano diestra
y un letrero de "Mi alma en oferta.

Inevitablemente soy un cabrón
que ha aceptado su propio cinismo
porque el mundo dice que así soy
y pienso en la importancia ahora
de los temas realmente importantes
y pienso en la fatalidad de las horas
en las que me caduca el talante.

Yo sin embargo puedo y quiero ser más
y el freno inmediato es para mí la cautela
y tengo esa necesidad de verte radiante
cuando me sé un sol capaz de apagar
constelaciones de estrellas brillando
tu monte de venus y mi desolado marte.

Pero tengo una flor y un corazón
que muy a menudo y de noche charlan
sobre ti entre frías hojas de papel blanco
y que en su cautela no se atrabancan.

Ya el ayer a la mala me ha enseñado
bastante bien de amar a lo desbocado
y yo sólo pretendo tu sonrisa y el bien
que te brinde una certeza bajo tus pies
pero en todo ese asunto no he sido bueno
por querer intuir la verdad en mi sueño.

Inevitablemente soy un cabrón
y soy el pétalo de una margarita
diciéndote a todo que sí
mientras no soy más que negra tinta.

Tengo mi amor entre las manos
y estoy tejiendo con él una corona
para coronar con ella tu dolor
y tengo un hálito de soez brío
para que me creas montando tus caderas
sobre aquello que pienso del amor.

Tengo un cigarrillo en la boca
en la boca tengo las manos
en las manos tengo el corazón
y el corazón puesto a tu lado.

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