mayo 24, 2016

Con las tripas situadas en la cabeza

Sentado en la mesa de la cocina
de noche, con la blanca camisa sucia
y el cabello ya revuelto por mis manos.

Pienso en todo y más que pensar
siento mi latido taladrando los huesos
y el beso del trago posado en mis labios.

Ha llovido fuerte y la lluvia nada borra
el pasado es un presente recurrente
sembrando un mísero futuro desde ahora.

Sin embargo sonreímos como estúpidos
despertamos a diario ante los deberes
y escuchamos la voz de una caracola.

Seguimos pagando las mismas cuentas
compramos latas en el supermercado
sin encontrar nuestro destino enlatado
nos cortamos las uñas de los pies
vivimos tan de cerca la muerte sin morir
morimos tan cerca del vivir ensimismados.

Pienso en todo y más que pensar
siento el falo de mi corazón gangrenado
la lluvia caer desde la mesa de la cocina
cada noche a solas y por el verso enajenado.

Con las tripas situadas en la cabeza
es tan difícil vivir sabiéndose lacerado
y buscando a toda costa la belleza.

A María Alvarado.

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