mayo 24, 2016

A este trago mío

Un trago servido en la mesa
y un cigarrillo en mis labios
es tibia la noche que me trae hasta aquí
a sentarme en un banco en la cocina
para escribir un poco de lo que pasa
pluma en mano como un poeta-fakir.

Muy a menudo tan sólo fallo
y hace tanto tiempo que no follo
no es que me duela el escroto cargado
es que me duele ser el mejor de la baraja
de los que sin embargo son los peores
por a oscuras saberse iluminados.

Pero soy un malvado poeta -me digo-
y la poesía me besa febril la frente
y entonces me acepto y me maldigo.

La poesía es la forma menos lucrativa
de la mendicidad en estos terribles tiempos
es una daga coronada con guirnaldas
y es lo muerto de hambre del sentimiento.

Poeta de los malos soy y un borracho
que fuma y fuma de su fiel tabaco
y en la belleza de la utopía jamás estoy
por estar embriagado en este banco
a la espera de hilvanar un verso con sol.

Un trago servido en la mesa a solas
dios y el diablo de mí a cada lado
mientras escribo ya dando tumbos
queriendo a quemarropa fijar el rumbo
donde las lanzas no hieran mi costado
ni lo vivido me sea borrado por las olas.

Estoy un tanto ebrio y estoy erecto
del falo y de las ganas de este pecho
que habla de ti cuando no te tengo.

A este trago mío le faltan hielos.

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