marzo 05, 2016

Sé de la muerte

Sé de la muerte
y de su horda de gusanos
especialistas en tragarse
primeramente las entrañas
de la terrible gente
que puso el alma en sus manos
intentando del todo aparearse
con el rojo más cruel del alba.

Debí optar por ser el asesino
y no el malvado y nocturno poeta
por ser el ladrón de guante blanco
o por la mentalidad del diestro proxeneta
contando billetes sobre un tapanco.

Sé bastante de la muerte
del arrabal que me cruza a diario
de la fineza metida dentro de lo corriente
y sé de ti y se de mí
y de nuestros inexplicables abrazos
superpuestos bajo nuestros vientres.

Sé de la locura de la sonrisa
que en nuestros pechos sin razón silba
y ensancha el latir del corazón
a pesar de la probabilidad de estar errados
mientras nos compartimos la risa
al hallarnos abrazados sin razón.

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