Como mirar la rosa más bella
enajenado en cada una de sus espinas
pensando en la gota de sangre
por la piel resbalando deliciosamente
leyendo una poesía terrible y perenne
siempre dada en arrabales y sus esquinas
donde la vida juega a los volados con la muerte.
Pretendo que me den las tres de la mañana
y su agudeza declararme el loco que soy
pretendo explotar ahora que estoy consciente
y hago un llamado al armaggedon
para hacer blanco en mi perdida alma.
Me duelen las manos a la altura del pecho
la gloria supuesta sobre mi cabeza
que alguien en mí burdamente predijo
me duelen los labios a mitad de la cama
el suelo de este amarillo subsuelo
y mis ganas terribles de estar contigo.
Mi gran desventaja ante el mundo
es que nunca ha querido los psiquiatras
diagnosticarme como un loco
y entonces escribo en páginas blancas
con mi negro eterno cargado de tabaco
y bebo demasiado aunque diga que poco.
Estoy mirando la rosa más bella
y la sangre sin embargo en mí se cuela.
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