marzo 12, 2016

Me duelen las manos

Como mirar la rosa más bella
enajenado en cada una de sus espinas
pensando en la gota de sangre
por la piel resbalando deliciosamente
leyendo una poesía terrible y perenne
siempre dada en arrabales y sus esquinas
donde la vida juega a los volados con la muerte.

Pretendo que me den las tres de la mañana
y su agudeza declararme el loco que soy
pretendo explotar ahora que estoy consciente
y hago un llamado al armaggedon
para hacer blanco en mi perdida alma.

Me duelen las manos a la altura del pecho
la gloria supuesta sobre mi cabeza
que alguien en mí burdamente predijo
me duelen los labios a mitad de la cama
el suelo de este amarillo subsuelo
y mis ganas terribles de estar contigo.

Mi gran desventaja ante el mundo
es que nunca ha querido los psiquiatras
diagnosticarme como un loco
y entonces escribo en páginas blancas
con mi negro eterno cargado de tabaco
y bebo demasiado aunque diga que poco.

Estoy mirando la rosa más bella
y la sangre sin embargo en mí se cuela.

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