No todo es ceniza removida
dentro de un copioso cenicero
ni del amor solo saben los amantes
y las putas en los lúgubres cruceros.
Afuera hay un mundo y en él
las masas se mueven pesadamente
cargando sobre los hombros la verdad
que han creído para olvidar la muerte
o el hambre o el vicio o las ganas de follar
ante la vida mostrada siempre inclemente.
Pero dentro hay un mundo y en él también
el pecho late y las manos tiemblan
cuando acurrucan otras manos en ellas hay besos y algunas ganadas guerras
abrazos con polvo de fugaces estrellas
y verdades trazadas con puño y letra.
Aquí estamos y esta soledad compartida
no es más que sonreírle al dedo medio
levantado por doquier de la vida
removiendo las cenizas del cenicero.
Los amantes sólo saben amar
y las putas sólo besan las bocas
que las saben bellas de verdad.
No todo es ceniza removida
dentro de un copioso cenicero
si defendemos a quemarropa en la verdad
en la que tacitúrnamente creemos.
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