marzo 26, 2016

Nada me importa

Nada me importa estando a solas
si mi estomago o mis bolsillos
se mueren sigilosamente de hambre
teniendo en la alacena sólo un latido
y despertar sufriendo la cruel resaca
del siguiente día temprano por la mañana.

Duele más vivir que lo que duele la muerte
y más aquí y con estas fieras manos
hilando pequeños capítulos generosos
en los que hallé o me halló la suerte
con una sonrisa afilando mi boca
sin tener que recurrir a mi eterna copa.

Ahora estoy sólo y una bombilla alumbra
mi oscuridad y el rostro del hombre
que escribe con las tripas su trajín
sin haberse hecho siquiera de un nombre
por estar siempre enfermo de la duda
que no le dice la verdad por ser muda.

Hace treinta años que empecé a morir
y ahora mismo treinta años tengo
soy una masa deforme que sabe beber
para entender el sentir y me entretengo
ilusionado pensando en triangular
sin aristas la ola más pura del mar.

Esa es una cuestión que nadie entiende
ni yo mismo pero me ha tocado decirlo
y he podido amar y odiar en la medida
en la que he tenido razón para escribirlo
pero francamente hoy me siento miserable
y prefiero culpar a dios por así crearme.

Nada me importa estando a solas
situado en una patria hermosa y mediocre
que enardece el ombligo de la luna
de la burda riqueza de todos sus pobres
y sus tiranos ricos nacidos para vender
la poca dignidad que les ha dado el ser.

Y entonces a media noche me muero
de hambre y de amor y del fatalismo
de andar sin andar con la lámpara
de Diógenes aunque sin tanto cinismo
sin que me importe nada sino tú
cuando te pienso durmiendo en azul.

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