junio 18, 2015

Ha llovido

Ha llovido a inmisericordes cántaros
y no por ello lucen más verdes los jardines
que dan de frente al callejón del desencanto.

Hoy, una luz se acercó para besar mis labios
tan cansados de oscuridades y del deseo
de domar a quemarropa al diablo por las crines.

Pero ha llovido a cántaros en este lodazal
que se forma y crece siempre bajo los pies
de el soñador que pretende las nubes pisar.

Hoy, sonreí y me sentí felizmente desgraciado
cuuando al ver tus caderas a lo lejos partir
me quedé con tu alma entre las manos.

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