junio 02, 2015

Déjame contarte

Junto a la cama el buró y un vaso
en el que contengo mis desiertos mares,
mi cajetilla de cigarros, el cenicero,
una estrella azulada, mis grises papeles
y la máscara que porto de hombre de bien
esta noche luce pensativa en el después.

No siempre el todo refulge en tonos amarillos
ni la nada se percibe entre cantares de grillos.

Déjame contarte de mis penosos días
enfundado en un traje negro y corbata roja,
acalorado en la idea que de mí tiene el mundo
y que dista bastante de este ser vagabundo.

Soy y no soy ese cabrón que todo lo puede,
aquel que da números sin ser ése su fuerte,
soy y no soy aquel con manos de Rey Midas,
aquel que brilla con el alma rota y perdida.

Pero déjame contarte de mis noches, de mi cama,
del buró, de los mares entre el cristal del vaso,
de mis cigarros, de la muerte situada en el cenicero,
de la crueldad del verso, del mítico caldaso,
de saberse embriagado entre las sombras
cuando mi pecho te extraña y te nombra.

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