agosto 20, 2013

Salve

Han de verme los cuervos a lo lejos,
por mis ojos discretos se preguntan,
por mis costillas laceradas, por mis dedos,
por la rapiña que también llevo dentro
cuando después del vuelo se juntan.
 
Me tiendo en la pradera del desencanto,
no llevo nada que en mis bolsillos estorbe,
una pluma, un papel, un silencioso canto,
el aliento perdedor, la resaca del trago
y entre las propias ganas escrito tu nombre.

Poco me importan los finales felices,
el rumor plagado de muerte de las aves,
las arrugas en el alma, las sanadas cicatrices,
los nocturnos cumplidos de las meretrices
cuando te pienso y no logro esbozarte un salve.

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