agosto 26, 2013

Hay un poco de consuelo

Hay un poco de consuelo en saberse vivo,
en mirar tras la ventana del autobús
que afuera, entre los muertos de diario,
logra una luz despejar el hedor y la fauna
que cae del cielo con negras alas
y da siquiera respiro al cuerpo de su sudario.

No somos sino un bocado perfecto
entre las fauces de siniestros lobos.

Por la mañana al afeitarme
recibí dos cortes de navaja
y la sangre era como salvia derramada,
un rojo y caliente manantial,
un descanso para el alma.

No somos sino carne que espera
en una eterna cita los fieros gusanos.

Y sin embargo, esta noche en que escribo,
hallo un poco de consuelo al saberme vivo.

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