agosto 17, 2013

Qué de nuestro

Qué de ti, sino la noche que me acompaña,
las latas de besos que ayer caducaron,
tu boca que los resucita y el todo empañan,
y los demonios que tu pecho regurgitaron.

Qué de mi, sino la última mesa del bar,
los pecados servidos con hielo en un vaso,
la hojarasca de mis pasos y mi aliento de mar,
la nada que te ofrezco en los huesos de mi abrazo.

Qué de nuestro, sino la flagrancia del beso,
la proximidad de los cuerpos en callado llanto,
las manos entrelazadas en un rincón terso,
las propias dudas, el deseo y un cierto espanto.

Qué de la noche, sino la nube en que te pienso,
cada gota de febriles lluvias con la espalda erizada,
los latidos mascarados que al sol encomiendo,
el estancamiento de la sangre y una hoz nacarada.

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