agosto 02, 2013

Con el cobijo de la noche

Nunca he dudado en compartir
el cúmulo de nada que llevo
entre las manos, esta inercia
a la gravedad que me conduce
irremediablemente hacia abajo,
hacia el centro con sus fulgores
y su incontrolable fuego.

Llevo en los ojos la ausencia
y en el pecho los grises matices
de un latido fiel y desangelado,
un ronronear cobrizo ante el nácar
de la luz de una luna en el tejado.

Y sin embargo, mis letras algo dicen
de la resurrección de la sonrisa
que otrora perdí entre los bares
bebiendo la más dulce copa,
algo traen entre manos, una treta
que me invita a recorrer viejos lares.

Por más miserable que parezca,
he de disfrutar empeñar mi locura
ante el albor de tus ojos cuando nombran
calladamente un par de besos cual cura.

Y así, con el cobijo
de la noche, sonrío.

No hay comentarios: