agosto 03, 2013

Confesiones II

"La noche y sus largas piernas
afiladas sobre mi garganta...
en eso mismo pienso y desvelo
mi sueño entre sangre en cataratas."

Gabriel Salinas.


VI

Me ha dado por sentir la extrañeza
del árbol deshojado en pleno verano,
por mirar extasiado la lluvia al caer
metido en un huerto frío y malsano.

La muerte me ha hablado de ello,
y recomienda no hacer caso.

VII

He hecho amistad con el ratón
que viene a roerme los libros
y el alma que oculto en un cajón
mientras la vieja ratonera calibro.

Le guardaré un par de horas
de luto mañana temprano
y guardaré algo de él para mí
para no sentirme del todo inhumano.

VIII
 
Todo esto resulta una comedia
patética dónde ha de ser el bufón
quien se ríe de la insolencia de la vida
del rey que no tiene para el oro vocación.

He de preferir una cena fría
a las viandas ofrecidas
por un corazón sin estrías.

IX

Vienen cayendo la luz y las ganas
de una noche en la que nada soy
sino el hombre con infantiles canas
en el extremo más alejado de un convoy.

Y cuando nada se y nada me sabes
vuelve la idea del beso y el vientre
embadurnado de diablos y sales.

X

Al fondo del espejo sigo siendo
un buen tipo que se ha visto viciado
por la belleza pretendida en el recuerdo
que me encuentra siempre cabizbajo,
en la sombra que se achica a mis pasos
y tiembla de miedo entre el humo del tabaco
y la boca en la que a menudo desespero.

O tal vez, sea el patán con buenos modos
que lanza el corazón al agua cual anzuelo
esperando peces inmersos en el espeso lodo
cobrizo de la ausencia que busca el cielo,
la más confortable infierno, el todo o la nada,
la tonada y el ritmo donde los pies en el suelo
terminen por hacerte levitar febril en mi cama,

Pero aún de todo ello tengo mis dudas
cuando en mis ojos vienes siempre
de mi mano y del latido en el vientre
a mostrarme sin perdones el alma desnuda.

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