octubre 10, 2014

Mis amigos me llaman gato

Digamos que he venido cambiando
que he sido presa facil
dada mi condición natural
de versar mi propia ebriedad
del realismo donde el enamorado
se siente malsano y sucio.

Digamos que a quemarropa
he leído en andrajos a Bukowski
y que pienso ahora mismo
en calcetines sucios enmarcando
sin olfato mis noches de copas.

Estoy tranquilo mi amor
pintando de luto las paredes
y bebiendo del mismo vaso
pues mi luz no radica en caderas
ni en arañas tejiendo sus redes.

Cada vez menos la gente comenta
lo que con pesar y de noche escribo
situado en en aquel norte sin sur
y mi postura no corrijo.

Mis amigos me llaman "gato"
y mis temores cuando bebo
no logran más que ser
un cuantioso y febril alegato.

Pero ahora que estoy aquí
tan alejado de dios y del diablo
que me convida siempre su beso
no soy más que un joven veterano
pretendiendo del ayer el olvido
y una sombra que me acune
dichosa y tiernamente en sus brazos.

No se si es mucho o demasiado
que el mundo
entero me llame poeta
a pesar de ser un gato
en vísperas de recio vagabundo.

3 comentarios:

Ío dijo...


Será lo justo que te llamen poeta.
Hace tiempo que se me hace muy difícil comentar tus poemas, por eso no digo nada.
Qué podría decir que no fuera lo que leo, qué podría decirte.
Toda esta tristeza y el gris, tus versos.
Y así hermosos.
Gracias, Gabriel
Un beso

m.

Ío dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ío dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.