octubre 05, 2013

Todo viene entre espirales y simientes

"Aquí hace menos frío que en la calle,
hay leña para un fuego, no mucha, pero bueno,
un poco de calor no viene mal..."

Pedro Guerra.

Todo viene entre espirales y simientes
que anochecen el recuerdo impregnado
de absolutos pasados y mortales serpientes;
tan poco queda de mis ojos plagados
de aquella imagen del ciprés y de sus verdes
dorando un después al que no haya renunciado;
y yo, que pretendo encallarme por siempre
en el brillo que alimenta de fe mis labios.

Estoy -lo sabes-, demasiado cansado
de estos penosos andares a oscuras,
del mismo demonio que busca enajenado
en lo mísero de la ausencia su propia cura,
estoy -a mis años-, bastante viejo y malsano
recogiendo el polen de la flor de la locura,
debatiendo con dios a quemarropa si mis pasos
hallarán en tu abrazo descanso y una final sutura.

También sabrás de mis silencios
cuando es que nada digo,
y cuando en este latido licencio
este verso a solas que maldigo.

Es duro despertar con las puertas abiertas
queriendo que en ellas, entren tus ganas
y tu beso me haga la vida menos desierta
a la luz artificial de la noche esperando el mañana,
haciendo un fuego que corrompa mis compuertas
recubiertas de plagas de color avellana
y de un blanco, en el cual mi amor adviertas.

También sabrás que en la distancia
de mi muerte de diario y sus perseguidores,
no tengo más que mi pecho en el tuyo cual constancia
escudando mis costillas de estos viejos dolores,
de la causalidad de la casualidad sin vigilancia
en la que busco como el loco que soy tus ardores.

De poco ha de servir un te quiero
con la lengua solitaria y desmembrada,
cuando lo único que a solas quiero
son tus ojos puestos mi mirada apagada;
y sin embargo siempre tienes estas puertas
en las que ésta hoguera de noche te acierta.

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