octubre 07, 2013

A sabiendas de estar próximo mi fin

"...Cuando escribo, lo único que sé es que sufro de dolor, de esperanza, de alegría; sé que estoy sufriendo y que necesito decirlo..." 

Fragmento de una entrevista
a Jaime Sabines.

Hace mucho que dejó de importarme
la sucesión entre la noche y el día,
si la botella luce medio llena o medio vacía
y si la aureola de humo busca siquiera coronarme.

Tanta palabrería trae el vicio tras mezclarse
con las luces ermitañas del próximo levante,
tanta meramente intrascendental y tunante
es la pasión que busca un pozo donde ahogarse.

Con mi simiente muerta entre mis manos
rezo un salve para el hijo que no tendré
sujeto a este pecho de dolores arcanos, 
con mis pasos a tientas dados le debatiré
a la senda de la gloria mi beso y lo pagano.

Tampoco me importa seguir una línea recta
al caminar por las calles, mientras todos duermen
y mi sombra trata de huir, delirante y abyecta,
del hombre que de ella se desprende, cual germen
malnacido de la mansedad que para sí proyecta.

Y entonces miro mis zapatos ya sin brillo
y la rotura en lo más cruel del espejo de mi boca,
los señalamientos de un retorno en estribillo
perdidos, la marca en mi frente de las rocas
cuando en compañía de la muerte me fumo un cigarrillo.

Con mi semblante dispuesto siempre a la ausencia,
brindo a solas entre marismas y reflexiones parduzcas,
unto en mis labios arsénico y cicuta en presencia
del recuerdo de tu abrazo y de tu boca que nunca caduca.
  
Y no soy ni logro más que lo que quiero decir,
y entre el ir y venir de lo que quiero ser, y estas ganas
de ahondar entre tus piernas y hacerte por fin venir
hilvanando esta muerte de prematuras canas.

A sabiendas de estar próximo mi fin,
a la luna rezo una plegaria malsana
por tu pecho enraizado en el mío,
y una más pura y más sombría, por ti...

2 comentarios:

Ío dijo...


Qué iba a decirte yo, si iba a escribir no sé cuanto y me quedé en poco al leerte y mientras iba leyéndote me di cuenta de que tampoco a mí me importa que detrás del día venga la noche o al revés.
También se me acerca, lo sé bien.
Es hermoso, lo son siempre tus versos, Gabriel.
Gracias.
Te digo un abrazo.

m.

Gato Pardowski dijo...

Algunas veces el pecho se agolpa entre la lengua y los dedos, lo sabes bien.

La noche, el día, son la misma gata, sólo que revolcada -diría mi abuela-. Aunque nunca lo sea, la belleza suele ser mayor ante los ojos que logran hallarla entre penumbras.

El fin, no el Poeta de verdad tiene vacuna contra ello y en su defensa salen las letras. Tú has nacido así, con las manos llenas de palomas por que ya no te caben en el pecho. El fin es para los mundanos y después de la séptima vida para los gatos...

Mi abrazo, siempre.