marzo 05, 2013

Retazos VII

LIX

Algunas veces resulta
tan dulce la vida
a pesar de traer la Muerte
en los huesos adherida.

Me reconforta saber
que entre los grises
seguirán resaltando
radiantes carmines.

Tu boca, es el cementerio por donde
mi fantasma enamorado ronda.

LX

A veces suelo perderme
entre las transparencias
que no hacen más
que reflejar querencias.

De noche, pongo mil trampas
esperando atrapar ese cáncer
de las letras vueltas peces
flotando en cualquier parte.

Aunque también suelo
pensarte tibia y desnuda,
cuando tus ojos me miran
y han de amarrarte a la duda.


LXI

Cierto es que soy
un animal nocturno
y un gustoso bebedor,
que logro enamorarme
de la rosa, si marchita
es capaz de derrocarme.

Dejad que sea el silencio
quien reclame la ventura
de este fiero sentimiento.

LXII

A mi sombra le preceden
los rayos de una estrella
siempre dispuesta a degollarse
por no creerse febril y bella.

Ella sabe que trasnocho sin lengua
por aquellos desalmados ratones
que me hicieron rehén de jugarretas
apagando mi voz y mis canciones.

LXIII

He preferido el viento fresco
de una noche fugaz cualquiera,
a sentir la mentira de ese instante
en que tus labios en salmuera
puedan izarse ante mi levante.

LXIV

La más Puta de todas,
la más bendita y la más obscena,
adolece bajo el vientre algo más
que a solas tomar su cena.

Yo le ofrezco una mano
y mi beso en la frente,
y este verso ajeno al libido
con que elucubra la gente.

La más Puta de todas,
es capaz de escuchar
entre la longitud de sus piernas
al más enamorado rapsoda.

LXV

Nunca he negado ser un cretino,
un vicioso, un letrista incivil,
un amante de la noche empedernido.

Tampoco me he dado de pureza
aquel tan contaminado baño
esperando afianzar la grandeza.

Nunca he dado por perdido
el camino al que me llevan tus piernas
buscando un cielo por latido.

LXVI

Hoy, mi pecho eyacula pasiones
que otrora di por perdidas,
hoy, han de ser mis terribles ganas
las que temen al sentirse enmohecidas.

LXVII

Lo malo de aquello del trago
es el recuerdo que sobreviene
sin etiqueta de perenne.

Lo malo de sentir tus caderas
es esta chispa que no ha de lograr
hacer estallar tu mansa madera.

No hay comentarios: