Lo que me duele es este
andar a tientas y a solas,
es el mar vertido siempre
entre mediocres caracolas.
La sapiencia de poder
tenerte comiendo de mi mano
el verso que tiendo insomne,
ante el palpitar bajo el vientre
me añeja las ganas y el devenir
en la boca de posar en ella tu nombre.
Nada sabes de mí
y sin embargo en tus ojos
muestras esa manía
en la que me enloquece
la idea de hacerte mía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario