marzo 30, 2013

He sido siempre

A mitad de la ciudad, a oscuras,
sumido en los andares cristalinos
de los propios pasos haciendo
un estertóreo eco invadido
del graznar de los cuervos
que tras de mí van pereciendo.

He compartido mi copa
en el fulgor de lo alto
que tanto mira para abajo,
he bebido la cicuta bendita
que me maldice mil veces
mientras te quito la ropa,
he imaginado la Muerte
que a diario me ronda
besando mi falo y mis labios
contarle al diablo su suerte.

He visto el callar de las luces
que han entrado tenuemente
por las jambas de mi ventana,
he escuchado el manso crujir
de los bolsillos cuando entre manos
pretender derrocar a las ganas,
he sentido el pecho de una Mujer
temblar en la cálida desdicha
de esta boca mía ya con canas.

He tocado una pieza de guitarra
para el gallo que preciso canta,
he esperado un verso maculado
abdicando cobarde al alba,
he muerto ensimismado tantas veces
mientras la vida me cobra con creces.

He sido el dios de aquel que espera
en lacónica compañía la ausencia
y la ebullición del amonio en la tetera,
he estado pendiente de la mirada
enamorada del trazo que la embauca
perenne al lastre cruel de la nada.

He sido siempre el mismo imbécil
que se atraganta de terribles noches
y de espesos humos inciviles,
he sido siempre aquel que en silencio
grita una blasfemia cruel y nacarada
auspiciada por la ebriedad del sentimiento.

No hay comentarios: