agosto 10, 2015

Me revuelvo los cabellos

Me revuelvo los cabellos
noche a noche
mientras la gente duerme y los gatos
sádicamente copulan
hasta que enciendo la luz
de esta sombría habitación rojiza
en la que no me atropellan los coches.

Algún encanto tienen las penumbras
que sin quererlo a diario me rondan
en torno a la soledad innegable del trago
y el cenicero ya luce
hasta el culo de colillas de cigarros
en su mayoría consumidos por el viento
que arrastra hasta aquí mi sombra
enamorada del punzar del sentimiento.

Apago entonces las luces
para seguir a tientas el sendero
de todo aquel que de noche
revuelve en cofradía sus cabellos
buscando un dejo de sutil belleza
en este panorama de un mundo
que no es ni será nunca bello
si de noche hay en él, extraños
sin poder siquiera bien dormir
y a solas se revuelven los cabellos.

Algún encanto tiene o al cabo tendrá
esta manía de escribir mientras espero
la caricia blanquecina de la ola de mar
o quizás
mientras espero silentemente
el beso en nácar de la muerte.

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