agosto 22, 2015

Las doce cero seis

Las doce cero seis am
y los gatos que fornicaban
a quemarropa bajo mi ventana
hace un mes que no vienen
a incomodar mi sueño de dormir
como duerme la gente decente.

Ahora mismo bebo el segundo trago
enciendo bajito el viejo televisor
tan solo para no sentirme tan sólo
y con mi alma siempre en llamas
el vigésimo segundo cigarrillo.

En la ventana
una mano toca desesperada
y no hago caso a nada
cuando estoy ardiendo.

Pero extraño los gatos que fornicaban.

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