Entre mis brazos una flor humecta la tierra
y es una flor que mira siempre hacia abajo
sin ser Narciso se refleja en los andares taciturnos
en los cavernosos senderos de las piedras
que afilan la lengua de noche y el badajo
si una botella me encuentra meditabundo.
Entre mis manos mi cabeza suelta un llanto
y entre la aurora espero renacer en rosas.
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