La noche es tan cálida
y tan jodidamente callada
que no podría ser más perfecta
para detonarse contra sí
una terrible escopeta.
Pero las aves se espantarían
y los perros
y los vecinos
y la mancha carmesí en la pared
se perdería.
Sin embargo
es tan cálida la noche
y tan jodidamente callada
que debo beberme un par de tragos
para escuchar crujir mis cigarrillos.
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