¿Y qué pasará Mujer, por tu pecho
cuando me miras cabizbajo, mortal
entre mis muertos olvidados, fatal
ante el reflejo del hombre desecho?
He de suponer que nada, mis manos
te buscan a tientas entre cenizas
de una brasa tibia que aún esclaviza,
mis anhelos más fieros y arcanos.
¿Y qué pasa con el temblor, el jadeo
de mi envejecido pecho malsano,
con mis versos tan tristes y mundanos
ante tus ojos haciendo contoneo?
La nada también, que todo comprime
a su paso, cual funesta serpiente
reptando insumisa por la simiente,
que hace del dolor, delirio sublime.
4 comentarios:
Hay que huir de los ojos que hacen contoneo, porque hipnotizan escondiéndose en trazos de verdades palpitantes.
Besos
Por algun comentario me entero de que te llamas Gabriel. No podía ser de otra manera. Lo intuía. Es un nombre que me trae viejas amistades al recuerdo, viejas e intimamente unidas al corazón.
El poema, como siempre, lleno de esa pluma llena de enjundia y sapiencia. Se lo celebro.
Un abrazo, estimado amigo.
El poema es precioso, pero...de "suposiciones", se vive?
Pregunta...no es difícil.
Besos
No supongas nada, te lo aconsejo.
Me ha llamado mucho la atención la segunda estrofa, te veo un poco más claro.
Tus versos no son mundanos, al menos mis ojos no los sienten así, tristes si, eso no puedo negartelo.
Será por eso que me gusta como escribes; si encontrara florecitas y cielos azules me limitaría a callar.
Buen poema, un muy buen poema, Gabriel¡¡¡
Un beso, abrazo correspondientes al día de hoy
Ío
Publicar un comentario