septiembre 17, 2015

¿Qué putas dice el silencio?

De nada nos sirve el silencio
si es que estamos perdidos
si no nos importa ya la gloria
ni los ardores de este infierno
en el que van y vienen los días
tan viciados como sus noches.

Mi cenicero está hasta el culo
de ceniza y de cadáveres de colillas
que yo mismo he asesinado
pienso un poco, me entretengo
en todo aquello que no tengo
y por fin me decido a beber un trago
metido entre mis nubes amarillas.

He vuelto al parque y a las tardes
en las que espero tonalidades rojas
mientras los niños juegan sin notar
la escopeta cargada de levantes
sin vacilar en su elección por la vida
ajena hasta ahora de la sal de mar
y del rastro que van dejando sus pies
al caminar sobre cristales de copas rotas.

Alguna vez cuando niño, jugué a la pelota
en estas mismas calles que ahora
se han llenado de cruces y sangre
alguna vez también, la vida me besó la boca.

Sin embargo, todo sigue siendo silencio
a estas horas cofradías bien guardadas
en los cajones tallados de nostalgias.

Debo salir a la calle a ver a los niños jugar
a sentarme mientras fumo mi tabaco
y a tratar de escuchar en la distancia
qué putas dice este endemoniado silencio.

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