septiembre 20, 2015

Envejezco

Es cierto que soy un tipo envejecido
por los años que me pasaron pronto
que me juego a cada palabra el alma
en cada terrible latido de mi pecho
en la sombra que de noche me esconde
y también es cierto que voy y vengo
del camino contiguo a ninguna parte.

Ayer, el autobús venía repleto de gente
ansiosa por morir sin saber siquiera
del dedo inmaculado de la muerte.

Pero yo envejezco y el trago y el tabaco
siempre conmigo hacen algunos versos
mientras copulan en la negra noche
siempre enamorados de sí mismos
de la mancha carmesí en la pared
tan carcomida de ausencias ocres.

Tengo aún mis dos piernas
y el autobús que me lleva
a posar mi mirada en la gente que muere
sin querer morir y que sin vivir vive
mientras se rasca los peludos sobacos
tengo una chispa de las miradas exenta
que cuido y procuro entre mis manos
también envejecidas y en los huesos
y la vida que me vive entre la muerte.

Mañana, el autobús vendrá repleto
de la misma gente ansiosa ya muerta
y les daré mi verso forrado de esqueletos.

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