septiembre 23, 2015

Como un poeta embriagado

Bien, estoy a tres tragos
de diagnosticarme completamente ebrio,
he leído los encabezados crueles
de los principales diarios:
muertes por aquí, por allá,
hambre, miseria, narcotráfico
y en este fondo de mi eterno vaso
el mundo no de deja de verse trágico.

He nacido entre las calles y la sangre,
bajo el filo del machete de la muerte,
mirando cómo se asesta un buen golpe
a ojos ciegos y ya sin siquiera corazón
para después sentarse a esperar
la contra con toda su ira y a todo galope.

Bien, estoy a dos tragos ya de ser
aquel que siempre escribe embriagado
después de leer los terribles diarios,
de sucumbir a la poesía de Sabines
o de Bukowski o simplemente
de cabalgar al diablo por las crines
con destino a ti y la misma muerte.

He crecido como espiga en un desierto
alimentado por la hambruna de la sal
y he aprendido a callar los estertores
que me acribillan tan hijos de puta
a media noche por no saberme muerto
y envuelto en fríos y mortales sudores.

Me he reproducido y tengo una sonrisa
adherida entre la flaqueza de mis costillas
no he escrito siquiera el boceto de un libro
pero he plantado un árbol de eucalipto
y ahora mismo que estoy a un trago
de asentirme como un poeta embriagado
caigo en cuenta que sólo me falta morir
si el mañana me encuentra con resaca
y a solas, en esta soledad tan seca, sin ti.

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