mayo 05, 2015

Un verso nocturno y embriagado

Sabes, en toda esta palabrería
en estas terribles pero ciertas estrofas
en cada pétalo desprendido del verso
anida, así,  sin quererlo, mi vida.

No es mucho, lo se, pero es lo que tengo
después de trajinar a solas por las calles
por el páramo empedrado del tiempo
por los bares con radiantes luces de neón
por el rastro que deja siempre tras de sí
el encontrarse de frente al sentiniento.

Y entonces soy lo que lees y bebo ron
y en algunas ocasiones -como ésta-
un tinto frances me calienta las entrañas
desde los pies hasta la próxima aurora
que espero para poder cerrar la ventana.

En toda esta palabrería que escribo
se encuentra Benedetti radiante
Sabines baila un danzón con la muerte
Hank exprime su corazón de los granos
y Hemingway anda escopeta en mano
Montserrath siembra en la luna rosedales
y María pinta hermosos espejos de sus ojos.

En toda esta palabrería mis sueños sonríen
por que soy lo no soy y lo que pretendo
y sonrío por que en ellos desnuda te tengo
tomando mi mano, caminando tersa conmigo
mientras ahuyento de la lumbre el pasado
y la humareda en este presente incierto.

Sin embargo nunca es mucha la palabra
y sí las flechas brutales de la afilada duda
que la boca desde el pecho fría te ronda
cuando más la distancia y esta perra soledad
me precisan taciturno y notablemente jodido
a la espera que la retórica me esconda.

Soy sólo un verso nocturno y embriagado
que sólo habla de futuro si a ti te nombra.

1 comentario:

m. dijo...

eres poesía, poeta
mal o bien lo lleves lo eres, tu boca no puede decir que no, tampoco tus versos.
Gracias por tanta belleza, Gabriel, y por las rosas que dices que siembro en la luna, aunque tantas veces sean cactus y florezcan espinas.
Mi abrazo está contigo, sabes que mi beso también

m.