Cada larga noche me dueles
la historia de mi raquítica vida
me ha plasmado como un imbécil
que deshoja siempre margaritas
diciendo no a mi terrible tesis.
Te escucho reír y en tu risa me acuno
y soy feliz a pesar de los naufragios
sucedidos en mi tiempo inoportuno.
Cada minuto que pasa me mata
una fracción diminuta y sustancial
de los gramos destinados al sueño
a ese sueño en que te tengo cual mar
cuando entre fiero oleaje me muero.
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