mayo 04, 2015

De qué coños más puedo hablar

De las sombras, de flores malsanas
de tantas y tantas noches, del verbo
de mi tabaco, de la mancha en la pared
de bombillas fundidas, de estrellas
de hojarascas, de caminos andados
de la ley del latido, de rimas consonantes
de los gatos tan hijosdeputa, de la ausencia
del café por mañana, de mi eterno trago
del arrabal maldecido, de mi corbata azul
del despertar con resaca, de la muerte arrogante
del dios que no tengo, de los besos dados
de mis sueños, de los perros que me ladran
de la puerta de mi habitación, de la ventana
de las bofetadas recibidas, de los abrazos
de la mujer que amo, de la caligrafía
de los funestos machetes, de las calles sombrías
de mi epitafio, de la lluvia sobre mi cabeza
de los días sin vida, de este amor tan poeta
de esta distancia turbia, de este oxidado grillete.

¿De qué coños más puedo hablar?

De morirse de hambre, de cañones de escopeta
de mis cantores, del vacío hallado en mi cama
del insomnio, del jardín de los olvidados
del semen en la mano, de mi amiga guitarra
de muertos girasoles, de ir en contra de los momios
del silencio goteando, de las almas en probeta
del tercer mundo, del cuarto, del quinto
de serpientes reptando, de nubes boquiabiertas
del pronombre conmigo, del diablo colorado
de pesimistas margaritas, de esta poesía muerta
de decadencia, de lo aprendido de mis sabios.

¿De qué coños más puedo hablar?

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