Claro que es cruel y es triste
saliva y sangre en la arena
arpones en el lomo de una gran bestia
que lucha a muerte por su vida
antes de perder el rambo y ambas orejas
a pesar de su bravura torpe y necia.
Pero también es cruel el insecticida
con el que genocidamente matas hormigas,
la suela de tu zapato que aplasta cucarachas
la mano que aniquila mosquitos a media noche
la barbacoa de los domingos por la mañana
y de todo ello nunca tendremos resaca.
El torero es un artista cruel
y me pregunto si el arte
en sí no lo es.
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