Vengo arrastrando una muerte lenta
que acontece en mis tobillos lacerados,
en esta letra tan tristemente desierta
que se descubre en mis ojos cerrados.
Vengo arrastrando la mar,
las cortinas y el humo grisáceo
que pretende al pecho eclipsar.
Vengo sin haber nunca ido
donde la piedra pone final
y las flores su aroma han perdido
sobre la tierra y un puño de cal.
Vengo ruin y ensimismado
de ti mientras crédulo abordo
mi barca con destino al pasado.
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