agosto 09, 2014

Callan los vientos y la rosa

Callan los vientos
y la rosa, mendiga tristemente
los restos de una nariz
en la hojarasca de un te quiero,
sobre la banca de un parque,
metida en un oscuro vagón
en el que no hay nada más cierto
que el corazón puesto en jaque.
Callan las noches
y aquí no hay mucho más que hacer
sino sentarse a esperar
el rojo sanguinario de la aurora
mientras la rosa triste mendiga
un pecho en el cual acontecer.

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