Se me empiezan
a secar las manos,
durante la noche
y antes del amanecer
me arrulla el sueño
del que duerme
por totalmente carecer
de algo que decir.
Pero es este pecho errante
quien a sobresaltos despierta
entre veranos y penumbras,
para buscar a tientas levante
y en el rincón más incivil,
la llama que la vida alumbra.
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