agosto 31, 2011

Si es que me voy

Si es que me voy mis versos tristes dejo
encaramados a una razón vaga,
mi corazón, mi queda luz aciaga,
mis manos y la estela en la que tejo

el querer y definitívamente
no poder, esos sueños que descalzos
ultimados que a los pies del cadalso
la soga esperan deslucídamente.

Dejo los días, las tardes perdidas,
las mañanas ausentes de resaca,
mi cabeza entre las manos hundida

y estos ojos de mirada opaca.
Dejo la última Luna prendida
y el título de mi poema en laca.

agosto 29, 2011

Si me preguntas

Si me preguntas por los días
que sin vergüenza he perdido
antorcha en mano cual plusvalía,
diría que agazapados y marchitos
se encuentran ya temblados
y casi muertos entre los sueños
nacarados que yo mismo vendía.

Tuve una vez razón y la perdí
bajo una Luna sonriente
de labios gruesos carmesí.

Mercader de palabra insana,
merolico de lengua cortada,
poetastro de alma maniatada;
el mismo loco amante del bisturí
que hace de la belleza retazo
a cuesta de alcohol y tabaco.

Tuve una vez, esos mismos días
en la docilidad, comiendo de mis manos
cual pájaros pardos, la membresía
de una clase intelectual de ermitaños
creyéndose sabios de la poesía,
la mirada de cuanto incauto
sin titulo de nobleza ni perdón
envenenado en oscuras abadías,
requiriendo el dolor de mis años
empotrados en la crucifixión.

Y hoy que no tengo siquiera nada,
escribo sobre el humo los vicios marcados,
en el umbral sin espejo, en la hojarasca,
en las horas que restan, en el tiempo inhumano
que con recelo remarca el antaño,
en la respuesta que deidades enfrascan
en la contrariedad, que resulta de lo humano.

Si me preguntas por los días perdidos,
diría que me falta dios por la tarde
y el diablo al rojo amanecer,
en mi propio vicio coludido.



agosto 28, 2011

Mi talante

Mi talante es como el perro que me ladra,
como la Luna revuelta en humaredas
y nubes grises, como el gusano que taladra
en el pecado implícito en una manzana.

Hostil es el mundo sin cargar una moneda,
sin relucir el buen vestir y el sello de plata
cual moral ostentanda en la solapa.

Yo tengo dos, una para hoy
y una para el fiero mañana,
una moral que no cambia
y mi solapa finamente desgarbada.

Mi talante es río sin cauce,
sin escapatoria, sin piedras
que limar en plena guerra;
es lodazal de letras, levante
que mira frío del norte
y bajo el agua reverbera.

La vida es cruenta y voraz
sin tener nada que aparentar,
sin ambiciones de bolsillo
dispuestas a emparentar
con el poder y la dicha, y ofuscar
la necedad feroz del rabillo
del ojo que busca pernoctar
enardecido ante el dolor de la verdad.

Yo tengo un vivir desvivido,
y aparento ambiciones rosadas,
púrpuras, de la noche enamoradas;
el poder de unos dedos deslucidos
y los ojos aferrados al olvido.

Mi talante se ahoga en el fondo de un vaso,
entre las sombras que andan silenciosas,
en el solitario maullar de un gato,
en mi poesía burda y por demás piadosa.

agosto 27, 2011

La paz no existe

La paz no existe, nos han enseñado;
los antropólogos, los malos poetas,
la ciencia misma en burdas probetas,
los filósofos la habrán desdeñado.

Los psicólogos, los códices mayas,
las brujas en sus escobas, los santos
en sus altares, el genio en su encanto
no la conoce, la lupa no le halla.

¿Qué es la paz en esta mala tierra
donde los hombres siembran la semilla
en el recodo, en la próxima orilla
cercana al amor y nace la guerra?

Los dogmas preconcebidos, la idea
nacida de manos de un vil artista,
la punta redondeada de una arista,
la geología recreando pangea.

El canto del gallo, insomne, en alerta
del fiero coyote rondando el monte,
las veredas en papel de polizonte
con la oscuridad dando puerta abierta.

¿Qué es la paz con cheques de viajero
firmados por evocaciones falsas
ante el embargo y su cruenta tasa
de interés y que desconoce el cero?

La paz es un cuento pueril, vano
y recalcado por noches de alcohol
sujetas al alma de aquel soñador
que se resiste a ser del todo humano.

agosto 23, 2011

Resulta que aquí andamos

Resulta que aquí andamos,
entre nieblas que nada saben
del eco de la transparencia;
juntos, a veces de la mano,
otras tantas hombro a hombro
y sin embargo, del alma
tan terriblemente dispersos,
huraños, ascetas, ensimismados
sobre columnas en el desierto
que la tormenta ha devastado.

Sal y fina arena, de un lado,
del otro, en ambos flancos
cuando portamos un parche en el ojo
y solo miramos la pata de palo
haciendo surcos en el tiempo
que reverbera el reloj vuelto rastrojo,
donde alguna vez el mar besó al viento.

Y aquí andamos, es cierto,
sin notarlo, sin quererlo,
sin comprender siquiera la voz
que llama desde el espejo
y elucubra la sencillez de lo complejo,
la soledad en perenne compañía,
el pecho que requiere ser lactado
urgentemente a plena luz del día
sin temores, sin dardos envenenados,
sin Muerte atada a la Luna y sus reflejos.

Máquinas regalando fríos besos,
que abrazan sin calor ni brazos
a otras máquinas, igualmente
semejantes, de carne y hueso,
cuando más necesitados estamos
y damos cuenta de los peces
que jamás hemos multiplicado
por no saber quienes somos
ni lo que traemos del pecho colgando,
sin saber el camino que andamos.

Cuando el amor se venda por televisión
a noctámbulas horas, a cómodos plazos
y con la promesa de entrega inmediata
haremos de conciencia larga revisión
y estaremos hundidos y perdidos,
buscando un marketing humanitario
y solemne, el más oscuro hilo
que nos tejió encima la perdición
con agujas urdiendo un corazón
huyendo de un destino solitario.

Pues así andamos y un vaivén
de hojas secas nos cruje bajos los pasos,
nos sujeta a la nada, al revés
de la existencia en burdos trazos
que no halla más que ceniza
y llamaradas en las que ardieron
alguna vez nuestros brazos.


agosto 22, 2011

Algo extraño

Algo extraño ronda las azoteas
donde es el mismo desencanto
quien sin más se asolea.

Nacen flores del cemento
cuajado entre varillas de hierro,
viene el rocío siempre alborado
a refrescar con rumores el viento
que sabe a temores salados,
a luces extintas en lo alto,
donde nacen y mueren los cipreses.

Tengo clavada en la cabeza
el bar de la última vez,
los estragos del mismo ron
entre náufragos de hielo
y coca-cola sin ser dietética,
las mismas tristes canciones,
el vacío, la huella de la desilusión,
las manos buscando bajo la mesa
un resquicio donde hallar un cielo,
una esperanza, un tal vez.

Y muero y a la vez revivo
y aparezco ante el espejo,
sardónico, cruel, preciso,
como Luna a luz de día
sonriendo entre cúmulos
de algodón de tonos grises
y enreveradas utopías
de lluvia rompiéndome
a golpe seco los pómulos.

Y es algo extraño rondando
mi letra llena de polvo y tierra,
de miles de cigarrillos quemados
en el centro de mi hoguera,
de vicios lacerados,
de distancias fieras,
de abecedarios sin una letra,
cuando más dura es la ausencia.

agosto 17, 2011

Mi colección de botellas vacías

Mi colección de botellas vacías
ha ido a parar al cesto de la basura
entre lágrimas jamás salidas;
a la luz de una Luna borrosa
que vive y sin más me desvive
a rastras de un dedo purulento
en la llaga
que sangra,
en secrecía.

Me debato y me entretengo
contando terrones de azúcar,
tan amargos, tan viejos,
tan olvidados en la despensa
que ese ratón por completo ha roído
sin tragar los poemas que no te he dado;
duro es pensar en inventarios
cuando no te tengo
y de la glucosa no soy partidario.

Aquel que me conozca
sabrá que no pido mucho,
que me basta Baudelaire y Sabines
en una noche como esta
que se aferra a mirar demonios
fornicando en pleno viento,
inmerso en un trago de ese elixir
macilento entre sábanas tan blancas
como los muros de los que tanto rehuyo
hasta no saberlos, mi última morada.

Sabrá también de mi aura envuelta
en denso humo, de mi eterno tabaco,
de mis malas mañas, esas de ser
poco más que pasante de suicida
sin navajas ni valor para el tiro de gracia;
un muerto con la mirada empañada
ante sus deudos desconcertados
de seguir escuchando vivo su pecho.

Y de mis rimas, sosas y burdas,
las que yo mismo nunca he buscado
sino que en mi favor llegan y seguirán llegando.

Será una maldición contraída en pasadas vidas,
algún pecado descomunal concebido
a plena luz del día, un derroche de maldad
y malos tratos a una indeleble deidad
encarnada en pechos de Mujer;
no lo sé,
mientras sigo en pie a la sujeción
de los tiempos y tentado cada vez más
entre trago y trago a la renuncia del ser.

Mi colección de botellas vacías
ahora bajo la lluvia llora,
empobrece los quedos cantos
de guturales providencias
mientras me hallo sin cobijo,
metido en esa luz vana y sombría
desde su propio centro;
siendo que soy y no soy
dureza de piedra y de barro amasijo
sin mayor vocación que amagar
en letras deslucidas el llanto.


agosto 11, 2011

Vengo a ser

Vengo a ser el de siempre,
el que a media luz escribe
paganos versos sin almizcle,
el mismo loco que plasma y sueña
por no tener cosa mejor que hacer.

Encajo los puños al aire,
los arrojo a las brasas,
los pinto de mil colores
con los ojos muertos del mañana
a la espera del levante,
cansado del todo vuelto nada
en las alas nocturnas
que tanto me llaman.

Hay en la atmósfera cálidas
piedras que lamen las heridas
aún abiertas,
humedad en las cuencas
vacías por donde escapa
el alma sedienta,
razones en alegato constante
con un par de estertores
libados por desdibujadas sombras
que dicen adiós y nunca se van,
después de copular con el silencio.

Y vengo a ser el mismo,
el que pasaba horas mirando
las aves en un parque encantado,
el que asomado en la ventana
hubo de perder la brújula
mientras el humo fumaba,
aquel que creía de hierro
su coraza de tristes palabras,
el mismo rapaz que nunca tuvo nada
y del que tanto se esperaba.

Me arranco la boca,
la lengua, los tímidos labios
los pongo en subasta
a condición de negativa
devolución ni posible cambio,
al peor e impúdico postor,
al antropófago más hambriento
que sienta en ellos tentativa.

Puesto que soy y no soy
y no estoy donde soy,
y así estoy yo, como soy.

Vengo a ser al mismo sitio
donde fui lo que seré:
empolvado, desértico, sombrío.


agosto 09, 2011

Me sujeto

Y entonces me sujeto
a la sombra silente
que al sino de mi oído
ha de llevar las luces
de una blanca caracola
que brama rumores de mar
y constelaciones perdidas
en la nada.

Humo soy, extranjero
de atardeceres venideros,
humo grisáceo y disoluto,
empedernido ante el esbozo
de la horca donde renazca
sin demonios atados a la boca,
sin duelos concebidos
en las manos podridas de la sal
que a puñados llevo.

Y entonces me sujeto
a lo más fino y terso,
a la utopía febril
de ventanas sin goznes,
al peñasco enamorado
de las olas que lo baten
cuando nadie le mira,
a la canción de cuna
de un gato enraizado al tejado,
al estertor que pronostica
en la penumbra la vida
que he de perder a cada paso.

agosto 08, 2011

Traigo encima

Traigo encima, un basto corral de versos
que vienen y pareciera nunca van,
donde pastar es un plácido beso
y el viento no se estanca en el desván.

El pecho cabalgado bajo azotes
descreídos de piedad y clemencia,
a estas horas donde todo galope
conduce sin remedio a la demencia.

Un abanico de letras que expiran
al alba, mis manos en los bolsillos
huyendo de los ojos que las miran
cuando intentan deshacerse en ovillos.

Traigo encima, noches de tragos blancos
fundidos en ocre, en burdos nidos
de golondrinas vacíos y francos,
por enormes buitres ya carcomidos.

El beso que colgando de mis labios
apuesta sin temor a la privación
por llegar al regazo cruel y sabio
de la Luna sin mayor absolución.

La moneda que al vendaval arrojo
febril, mi dolor de espalda lacerada,
la camisa de la cual me despojo
cuando pretendo ser y no ser nada.

Traigo encima siglos que no he vivido,
el peso de la Muerte que reclama
mi paso silente y desvivido
anclado su beso que a oscuras llama.

El aliento nublado por la caña,
la mente prendada a necesidades
con el ojo puesto al fiero mañana
empapado desde hoy de adversidades.

Mi cigarrillo prendido, mis dedos
siempre necios, mi inveterado vicio
al apagar las luces sin más credo
que una belleza pura sin auspicio.

agosto 04, 2011

De lo que soy

Por que a veces me canso de andar
con los labios plagados de ceniza
y resacas de ron y malas tintas,
con desgana sonriendo al pasar
el día entre hocicos y pesquisas.

Soy un borracho, supuesto artista
de la caña y los efectos que encarecen
el intelecto y afilan las aristas,
un maniquí que siente el sol y sus levantes,
un vendedor de sueños, un vago tunante
de la Luna, espectador y absolutista.

Y compro y vendo, consumidor de pacotilla,
por que la vida es cara y suntuosa; la vida
del que pretende la belleza más suicida,
es demasiado cara aún viniendo de alcantarillas.

Por que soy y no soy, el gato, el hombre que aspira
a la mayor redención, a portar un auto lujoso
en medio del tráfico, a comer manjares que ya conozco
miemtras la vida de a poco, comienza y expira.

Langosta, champagne, tinto francés
en copa Borgoña, servilletas de seda
en el regazo, Mujeres en poca ropa
bebiendo de mi boca veros y malas prosas
con la esperanza que me comprendan.

Por que soy y no soy a la vez,
el rico que quiero ser pobre,
el pobre queriendo ser rico
y ensalzar a provecho su nombre,
entre elixires vanos y prohibidos.

Cuando todo es silencio

Cuando todo es silencio
se oye el mar a lo lejos,
los ladridos de los perros
y el crepitar de la Luna ardiendo
entre su brillo de invierno.

La luz de la bombilla
siempre intermitente
no permite cazar a la sombra
que me ata las manos
y me empaña el aliento;
esa luz blanca, amarilla,
artificialmente concebida
para los ojos que tanto ven
y en el fondo nada miran.

El aire vaga solitario
entre la masa amorfa
que en camas blandas duerme;
callado, enmarañado de serpientes
que tragan su propia cola
a enteros bocados;
aire por la mitad rebanado,
desvalido, infundiendo hielo
en la piel, en los dedos entintados
que suben y suben en espiral
sin hallar el techo del cielo
ni lugar donde reposar,
frente a la víspera de aguacero.

Luego ya, la tierra reclama
el peso de los pies cansados,
la fatiga del estéril huerto
encallado en lagos de fuego,
de tantos pasos no dados
a tientas, augurando daños;
tierra de sales minada,
de pasiones en ámbar
bajo las uñas encontradas.

Cuando todo es silencio
no existe el alma ni los huesos,
los relojes se detienen
a beber agua y a mirarse
de reojo en el reflejo
sumido en el encanto,
de saberse por un instante
imprecisos y muertos.

agosto 01, 2011

Quizás

Quizás sea la luz extinta del día,
la sonrisa mermada por la niebla
grisácea, la nostalgia que me amuebla
el alma con fatal bisutería.

O el perro que huye con ella jadeante
entre los dientes, el trago en soledad
-al que acudo perdida la identidad
y el decoro-, siempre estimulante.

Tal vez los tiempos sean, el burdo mapa
que la equis sin reparo me ha trazado
entre el fin de un origen mutilado,
y el ombligo lunar que me atrapa.

La música, que el pecho me trastoca
viva en acordes y tonos menores,
mis demonios revueltos, dictadores
de este verso que acontece en mi boca.