enero 12, 2014

PD. Te amo pequeño corazón

Qué difícil resulta estar sentado aquí
con una copa que no es de cicuta en la mano
con los ojos llenos de un meditabundo 
mar y con este corazón de lo malsano
fiel recluta. Qué difícil sin ti
cuando la luna brilla y me ilumina
menospreciado en un ámbar cansino
embriagado y tan agreste como ruin.
Mi pecho es de aquellos que se sienten 
incluso sobre la ropa y huele a tierra mojada
a tinta negra a solas, a guerra nunca ganada
a racimos tenues de esperanza y a pétalos carmesí
en los que reverbera suntuoso el fiero mar.
Sabes tú de todo ello y la certeza de mi abrazo
de la bondad, de los buenos modos, de dios
más que yo y de sonreír sin mayores trazos.
Pero eres un pequeño soñador y no te culpo
al ser ese tu deber de infante, un soñador
de nuevas batallas y mejores levantes
un pequeño soñador como tu padre.
Ahora que duermes y vuelas sobre dragones
que juegan sin quemarse con fuego
te abrazo y te cobijo de la noche y de mis pardos
ojos, apago la luz y te canto mis canciones
con esta voz queda y con mi cálido aliento.
Y viene entonces una garra que me arranca
de tajo las raíces y me devuelve a la misma silla
desde la que te escribo este poema en páginas
solitarias y amarillas cuando la ausencia atranca
mi destino tomando tu mano y contigo
a la espera febril del lugar donde no exista el jamás.
Sabes que debo marchar sin laureles en la frente
como un ladrón alérgico a la justicia de los hombres
y que luché sin embargo, por mi propia razón
sin escuchar el cantar de esta nacarada muerte,
para arrancarle del pecho tu sueño y tu nombre.
También debes saber que te amo y te amaré
desde el tejado mío en los que espero una luna
ofertando mejores días y mejores tintas
que te salpiquen los pies cual mansa espuma.

PD. Te amo pequeño corazón.


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