enero 12, 2014

Dada la hora

Sin embargo dada la hora
la gente sin demora duerme,
afuera hace frío y el cielo
se vuelve cada vez más nítido
y más ausente, y es una linda noche
de licores danzando en los estómagos
retorcidos de los borrachos que rondan
el parque donde el vicio es un derroche
y la razón no se divide en archipiélagos.

No lo se de cierto ni cuantas copas
ya esta noche a solas he bebido,
sólo sé de las olas y de éstas ganas de amar,
de amarte incluso con todas tus ropas
y sin que siquiera lo sepas, pues lo sabido
pierde siempre la fuerza incivil de la mar.

Hoy resulta que te pienso en el ciprés
y en la copa del manzano de mis días,
en el presente y en el futuro de un tal vez
donde la gente duerme con una luna que sonría
mientras yo sueño con el andar de tus pies
rondando este fiero tejado y con tu cofradía.


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