enero 23, 2014

A manera de discurso recurrente

A manera de discurso recurrente
esbozo esta letra entre corrientes de mar
y lágrimas de sal en las que se observa
a menudo el blanco febril de la muerte;
ahora que nada tengo voy y vengo
de las sombras de encaladas paredes
arrastrando mis huesos calcinados
y este corazón embriagado y latente.

Ayer pensé en la aurora y en los días
en los que el frío no calaba los huesos,
en la amalgama de una noche en compañía
por la que andaron juntos tantos besos.

Sin embargo aquí cosecho un botón
de dulce melancolía arraigada
pretendiendo un abrazo del sol.

Pero a manera de discurso recurrente
he de llevar la espina y la sangre,
enramadas en una corona en la frente
cuando se muere la luz cada tarde.

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