enero 06, 2014

En una luna nacarada

Aquí ya cae la noche y de repente
es una estela en el cielo, a lo lejos,
quien viene conmigo a beberse un verso,
a quitarse la caricia de la sombras
para regalarme un latido imantado,
una luz alumbrando un pasado reseco.
Por aquí sobreviven un par de cipreses
y la copa de un espeso manzano,
aunque también lo han hecho mis manos
que poco saben de los panes y los peces.
Me imagino la vida por tus andares
distinta, me imagino tu respiración
cuando duermes tranquila, imagino
el cielo en tus ojos y la resignación
con que resistes el amanecer en rojo.
Pero mas que legal, es necesario
rodeando tu cintura mi funesto abrazo,
resulta imprescindible que te monte
en una cruz para que seas mi diosa y mi todo,
mi apetito, mi letra mas precisa, mis trazos
orgullosos de su caligrafía, este remonte
de soledades y la escalera encalada,
tan llena de lodo y el sonreír aún a lo lejos
cuando te encuentro sentada en una luna nacarada.

2 comentarios:

Ío dijo...


Por dios o por no sé quién o por quién sea, que hermoso, o todo, y todos, tus versos, siempre.
Ya no sé que decirte, Gabriel, mi querido poeta, o le digo a usted le quiero mucho.
Gracias gracias
Un beso

m.


Gato Pardowski dijo...

M.

Estoy jodido Mujer
jodido y radiante,
como diría Benedetti,
y sin embargo
tengo un sol en los brazos.